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Mientras no aparecen en librerías, pueden pedirlos al editor, recibiendo gratis una cartulina por cada número. Contactar mcaldas59@sapo.pt
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Mientras no aparecen en librerías, pueden pedirlos al editor, recibiendo gratis una cartulina por cada número. Contactar mcaldas59@sapo.pt
A muchos esto no les importa e inclusive consideran condenable que se apunten errores a una edición que tiene tan buena pinta. Esos quedan felices... y los otros se quedan insatisfechos e indignados.
Esto es para hablarles de la nueva edición de “Terry and the Pirtates”, que Dean Mullany y su equipo, después de la producción de muchos libros de reediciones de comics clásicos para la editorial IDW, están ahora realizando para la editorial Clover. La ventaja de la nueva edición es (o sería) que sus planchas dominicales están reproducidas de pruebas de prensa originales, de la colección del mismo Milton Caniff. Cuando esto fue anunciado, todo el mundo se frotó las manos y gritó de alegría. ¡Por fin la edición definitiva!
¡Que decepción para los fans más rigurosos cuando recibieron el primer volumen!
Uno de ellos, Antonio Moreno, me envió la comparativa de una plancha y eso es lo que aquí se muestra.
Lo que hizo Mullany con su equipo no fue lo que sería lo correcto: simplemente reproducir las pruebas de prensa. No, como siempre hicieron en todas sus producciones para IDW, decidieron “mejorar” el trabajo del artista y en las planchas de “Terry” se empeñaron en uniformizar en cada una y en todas el espacio que separa las viñetas – lo que les obligó, en los casos de planchas con viñetas de formas variables, a deformaciones para que, al final, todo encajase –, además de cortar un poquito a todo el alrededor de cada viñeta para trazar nuevas líneas rectas. Por arrastre, hicieron también cosas como lo que se puede ver en el bocadillo de la quinta viñeta de la plancha que aqui se muestra.
¡Cuanto más se podría aún decir de todo esto!
Pero no sigo. El elevado precio de la edición hizo con que decidiese no comprarla en este momento. Lo haría tal vez más tarde. Ahora sé que nunca lo haré.
Leónidas
Por JIR
Al concluir lo que ha sido paseo apurado y catálogo incompleto, corresponde agradecer. Primero, a los artistas que nos atraen y asombran. Luego, a quienes con anterioridad han subido a la Red el material que recopilamos para componer estos Cuadritos de lo Alto. Al administrador del blog, por su confianza y colaboración. Y, de manera especial, a los lectores cuya benevolencia e interés los traigan ahora ante estas líneas. A manera de despedida, un último puñado de ilustraciones.
Hace ya varias décadas, en una de las principales revistas de historietas de mi país, un especialista afirmaba en su artículo La religión en los cómics: “El sentimiento religioso está ausente del 9º arte… Las cruces, las iglesias, las monjas, los ‘Oh, Dios’, alguna parte de un rezo perdido entre millones y millones de cuadritos, convertidos en simples adornos icónicos, muestran cierta religiosidad, pero el verdadero contenido está ausente… Dios está desligado del cómic en todo su sentido real… Quizás los personajes de los cómics no necesiten de religión alguna”, etc. A pesar del tiempo transcurrido, probablemente todas esas sentencias encontrarían buena acogida en nuestros días. Una rapidísima consideración sobre las fuentes de inspiración literaria o artística o sobre la varias veces milenaria relación entre artes y religión habría alertado al autor, antes de cualquier revisión, sobre su despiste. Pero por alguna razón (“Yo soy ateo”, aclaraba), no pudo hacerla. Aquí hemos visto a los creadores poner las cosas en su lugar.
Por sus limitaciones expresivas, la historieta religiosa cristiana solo es capaz de fungir como llamador, aperitivo o trailer de la aventura mayor, que es el encuentro-confrontación con el mensaje originador de los relatos. Palabra --mejor que mensaje-- que podrá hallarse tersa y redondamente estampada sobre blancura de papel o encarnada en vidas imperfectas. Palabra de la que se ha dicho que es viva y eficaz, cortante como espada de doble filo, que reanima y renueva como la lluvia a la tierra y que no regresará a Quien la pronunció sin haberse cumplido.