Indecente o,
si quieren un lenguaje más elegante, “cargada de sexualidad”. La opinión es de
Brian M. Kane en un artículo incluido en el más reciente volumen de “Prince
Valiant” de Fantagraphics, el 17. Escribe él:
“Probablemente,
el momento más cargado de sexualidad en toda la historia de la serie sucedió
cuando Val confronta Aleta en la página 409, del 10 de diciembre de 1944, de ‘Prince
Valiant’ – exactamente antes de raptarla. Sí, el simbolismo de la espada alzada
a la altura de la entrepierna tal vez sea un poco demasiado obvio, pero,
considerando que Foster era un maestro de la perspectiva, uno se pregunta por
qué la Espada que Canta se torna más ancha a medida que se aleja del suelo en
dirección de Aleta. También digno de atención es como las flores sembradas
delante de Aleta forman un delicado, ¿nos atreveremos a decirlo?, triángulo
femenino – que la espada está precisamente penetrando. Cerca, en el piso, una
botella de extraña forma junto a dos copas parece… realmente excitada con la
escena, y ¿será por completo una coincidencia que la cabeza de Aleta esté
cercada por la imagen de un semental a la carga (sus partes pudendas ocultadas)?
Mientras tanto, todos los hombres de la corte de Aleta parecen mirar asombrados
a Val – y no exactamente a su cara – con el
ocasional bulto (mucho más pequeño) sobresaliendo sugestivamente de sus propias entrepiernas.”
¿No les
parece todo esto una solemne tontería de un mal gusto exasperante?
¿Es que yo soy
un imbécil, un ingenuo, un inocente o un asexuado que no ve nada?
¿Cómo es
posible que, habiendo yo admirado durante tantos y tantos años a esta imagen
tan impactante, no me haya dado cuenta de que se trata a fin de cuentas de una
escena en que lo más obvio y relevante es su “carga sexual”, una sexualidad
presente en todos sus pormenores, en los más mínimos pormenores?
¿No les
parece la interpretación de Brian M. Kane el delirio erótico de una mente
corrompida? ¡Es que yo ni siquiera había sospechado de que en la imagen pudiera
haber la más pequeña carga de sexualidad, o de que había necesidad de
interpretarla! Y si es necesaria una interpretación en clave sexual, ¿no será
legítima también una interpretación en clave religiosa, o política, o poética?
¡Cuánto mal
ha hecho Freud!
Leónidas