El último volumen de PV ha vendido ya casi
200 ejemplares, lo que es una buena noticia teniendo en consideración que del
volumen anterior fueron necesarios algo como cinco meses para alcanzar igual
cantidad (y aun no ha llegado a 300). Pero además de los pedidos de ejemplares, otra cosa ha recibido
Manuel Caldas que mucho le anima a seguir publicando clásicos que cada vez
menos gente compra: más que simples mensajes de parabienes por su trabajo,
mensajes que revelan que quien los escribe sabe valorar su trabajo más allá de
la simple apariencia de calidad.
Dos de esos mensajes no podía él dejarlos
olvidados en su caja de emails y por eso aquí se transcriben, sin identificar
los remitentes, porque puede que no quieran ser identificados.
El
primer mensaje:
“Acabo de recibir los volúmenes de Prince
Valiant y puedo asegurarte que lo primero que he pensado al abrir el paquete y
contemplar su contenido ha sido: "Menos mal que he vivido lo suficiente
como para poder tener en mis manos esta edición". De verdad, llevo toda la
vida esperándola, y aquí está. En los ochenta era cliente de Ignacio Barquín,
editor de B.O., y en su librería "Mafalda" de la calle "Príncipe
de Vergara" (antes calle del "General Mola") de Madrid, me
pasaba horas enganchado a todo tipo de cómics pero nunca sentí tanta
fascinación por una obra como por el Príncipe Valiente de Harold Foster. Para
mí, joven y bisoño estudiante de la Facultad de Bellas Artes, Foster, Raymond,
Hogarth, Eisner, Corben, Moebius... formaban un Olimpo de artistas a los que
quería emular en mi propia obra antes de que la vida profesional y
personal me llevara por otros derroteros alejados de la creación artística.
Tengo desde siempre un sueño recurrente: que
sale en los kioscos una edición definitiva de Príncipe Valiente y que no
consigo hacerme con todos los ejemplares y deambulo por librerías y quioscos y
siempre llego tarde, nunca están todos los ejemplares. Esta vez no ha sido así.
Gracias al comentario a tiempo de un coleccionista de Madrid he podido saber de
tu edición y te agradezco profundamente que hayas hecho este gigantesco trabajo
de restauración de una de las obras imperecederas de la Humanidad, tan grande
como las sinfonías, conciertos y óperas de Mozart y Beethoven. Bueno, quería
compartir esto contigo. Disculpa si me he extendido pero ha sido fruto de la
emoción del momento.
Aquí tienes un amigo que no solo valora la
obra que ayudas a conservar para futuras generaciones, sino que agradece infinito
que hayas dedicado tu esfuerzo y tu pasión a tamaña empresa. ¡Enhorabuena!”
El segundo mensaje es más breve, pero muy
profundo:
“17 entregas, casi 14 años, traducción
elevada al infinito, entrega al trabajo, vocación, restauración mítica... y el
arte de Manuel.
¡Impresionante!!!!
Uno
de tus felices amigos”
En nombre de Manuel Caldas, gracias. Y gracias también al autor de la foto, Ángel Martinez.
Vuestro, Leónidas