...o 300 y picos

martes, 9 de septiembre de 2014

CHIPOLA



   Este señor, persona llena de humor, simpatía y generosidad, es un artistazo. Se llama Joaquín Francisco García  y firma Chipola. 
   Aquí lo vemos en otra foto, posando respetuosa e hieráticamente delante de la gente a la que está dando vida.


    La mayoría, sin duda, conocerá algo de su obra. Quien no la conoce… ¡NO LEVANTE LA MANO! Por favor, que tenga vergüenza y busque a través de Google conocerla.
   Pero yo quiero ayudar. Aquí está su blog:  http://www.chipola.es/. Y sobre él y por él mismo encuentran aquí bastante información: http://www.chipola.es/acerca-de/ . Admiren su imaginación, su elegancia, su buen gusto, su talento. Es alguien que sabe que arte sin belleza no es posible. Sin duda que la publicidad en España perdió muchísimo de su lado más noble cuando su agencia, Contraplano, cerró puertas hace tres años.
   Joaquín García entró en la vida de Manuel Caldas (ya saben: el portugués ese que hace ediciones de cómics para el mercado español) a comienzos de 2006 para comprarle los volúmenes de  Príncipe Valente que había publicado en Portugal y en portugués. Después de haberlos recibido le escribió palabras de gran admiración: “Usted tiene una edición que sobrepasa largamente los mejores elogios que hayan podido decirse de ella”, “una edición ante la que palidecen los calificativos. La definitiva. Yo no espero tener otra mejor... pero sí espero tenerla toda. Gracias por su trabajo”.
   Puesto que como todo ser humano Manuel Caldas tiene defectos, decidió aprovecharse de la reverencia del gigante hacia el enano. ¡Decidió pedirle una obra suya!
Pero solo se aprovechó, no abusó, pues le pidió una cosa sencilla, realmente sencilla, algo que no le hubiese costado un dispendio grande de sus energías creativas.
   ¡Pero el querido Joaquín García era más generoso de lo que le era a Manuel Caldas legítimo esperar! Cómo consideraba que el portugués le había con su edición “regalado una forma distinta y más profunda de apreciar a Foster” ¡decidió agradecérselo con una pintura realmente grande!
   ¡Además, le daría la posibilidad de hacer lo que NADIE había hecho nunca en su estudio: elegir entre 3 cuadros muy especiales uno que después le enviaría! ¡Así de simple y así increíble!
   La continuación hay que contarla detenidamente.
   Anunciada la cosa, procedió al envío de fotos de los cuadros, acompañadas de observaciones y explicaciones muy personales. Así:
   “Empezamos con el BLUES.
  

 “Es el más grande de todos, 75x105 en un soberbio soporte ARCHES ACUARELA. El dios de los papeles. Es un acrílico con realces de creta negra. Alegre y algo waltdisneyano... verás en la firma que está hecho en dos veces separadas por años. Donde lo pongas eclipsará todo. Enmarcado debe medir al menos 85x115 y sugiero un formato barato. Un fondo (verde oscuro o negro) sobre el que se fija LA OBRA DE MANERA QUE QUEDE ENMARCADA POR EL COLOR DEL FONDO POR TODOS LOS LADOS. Que se aprecie su perfil y barba del papel. No pasa inadvertido y es divertido cada vez que lo mires... año tras año.”
   La segunda opción sería “La Vida Vivida”:

    La descripción de Joaquín García:
   “Los viejos músicos de jazz llenos de sabiduría, humildad y un conocimiento vertiginoso de los instrumentos son el tema que mejor ha sido acogido por los que han apreciado mi obra.
Me gusta hacerlos  sobre superficies que no permiten modificar la pincelada, es decir, "alla prima" o al primer toque: Tienen por ello una gran frescura de acabado y resolución. Este guitarrista con ropa de los domingos, discreto y digno como una esfinge y con el brillo del flash en las gafas que lo hace casi ciego, me emociona. Por su carga de humanidad y solidez.
El original mide 42x60 lo cual, enmarcado como el  BLUES, dará un cuadro de unos 52x65. No hay que recortar el soporte, el papel que exige esa técnica, sino PEGARLO AL VACÍO CON ADHESIVO SIN AMONIACO, de los que no manchan los soportes con el tiempo. Sobre una tabla o cartón rígido.”
   Y la tercera opción sería esta, “Ritmo”:

    “Se trata de una pintura de movimiento, ritmo y sonido multicolor como lo es el jazz. Es una obra sobre lienzo de lino (el mejor de los lienzos) sobre un bastidor recio de 6 centímetros de grosor que salen de la pared. Estos lados también están pintados, por lo que aconsejo a que NO SE ENMARQUEN pues quedan excelentes al paso viendo como el lado del lienzo anticipa (cuando lo ves de lado, antes de llegar a verlo de frente) y se integra en el cuadro... por los cuatro lados. Las pinceladas y el esfuerzo llenan el aire de ritmo y están producidas por dos músicos de contraste.
   “En los inicios del jazz hubo muchas de estas parejas: Keppard era una montaña como dos Armstrong juntos. Y los más pequeños con trombón de varas o contrabajo se situaban a sus lados.
   “Si hay un tema alegre y vital entre los 3, es este. Mide 60x72 (y 6 de fondo).”
   Y fue así: Manuel Caldas tenía delante de si tres maravillas artísticas y la grave tarea de elegir una. Entonces, intentando olvidar la alegría de los “Blues” y la emoción de “La Vida Vivida”, disfrutando del honor único de haber entrado en el estudio de Joaquín García revestido del poder de elegir una obra suya, eligió… el ritmo al que compenetradamente se entrega un dúo que bien pueden ser padre e hijo unidos en un mismo sentimiento.
   ¡Y aquí está la obra en la casa de Manuel Caldas! Su sala de estar está ahora más luminosa y se ha hecho más grandiosa (a pesar de que la foto es bastante mala -- calidad Ipad).

   Gracias, Chipola.
   Y ustedes, si quieren un cuadro de Joaquín García ya saben: ¡a comprárselo! Búsquenlo en Murcia, en la avenida Abenabari número 3. O intenten adquirir un original de sus extraordinarios chistes o de sus deliciosas tiras de “La Familia Chipola”.
   ¡Viva Chipola! (Les dejo un cuadro ajeno al jazz: “Fin de la Función”)

Leónidas